Yo le declaro la guerra a la normalidad,
si, a ti también que quisiste envenenar las horas con jazmines...
Me sobra tu vida.
Nos amputaremos el sexo
y diremos que es un tubérculo de madera.
Nos amputaremos los labios
y sabremos que nuestra identidad
tiene que ver con los naufragios.
Por fin no diremos nada.
Sabremos distinguir entre el silencio y los ojos.
Dame un código
y te daré mi lengua.
la epidermis, la temperatura,
las cosas alrededor nuestro inventan idiomas sintéticos.
La normalidad,
¿crees que no se da cuenta de que somos un esqueleto prematuro?
Tus besos me dan arcadas
porque saben a costumbre,
a edificios estrábicos,
a siestas programadas,
a colas del paro,
a facturas del gas.
Prefiero ser un poco menos feliz y sentirme distinta.
Yo me compadezco de tu normalidad.
La normalidad se aleja de mí, y de pronto se arroja a las ruedas de un tranvía...
ResponderEliminarToda una declaración de intenciones.
bsos
:)
ResponderEliminarRutina. Difícil de infringir. Doloroso.
ResponderEliminarViendo a Laura Palmer y una cita de Bolaño tenía que quedarme sí o sí.
ResponderEliminarLa rutina huele a sueños sin cumplir.
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