viernes, 30 de septiembre de 2011

outsiders

Ayer los ví, duendes de una urbe interesada.
Eran más jóvenes y pobres de lo que recordaban.
La amnesía es una gota de luz intoxicada.
Su sonrisa era una indigestión de hormigas,
el gesto de alegría recién desperezada,
o tal ves la droga,
o tal vez el grillo descolorido que esconden las manos de los locos.
Me asustó ser más infeliz que ellos.
Me asustó la circunferencia de los ojos sin llave.
Supe que a la tristeza le llamaron normalidad.

martes, 27 de septiembre de 2011

Insana

Lo sabía.
Las latas de conserva han empezado su venganza
contra un desierto que termina en mi intestino.
Soy huérfana de satélites huraños.
Tu eres la carretera por la que nadan los eclipses,
pero no hay reptiles que desplieguen impostura.
Septiembre es una máscara
que no acierta a disfrazar
la caducidad reconocida.
No hay tiempo ya ni para el vómito.
Resignarse es una estación a última hora.
Fuera de la casa están creciendo
baúles de insectos y desorden de muecas de ácero
como insultos de carne pegajosa.
Lo sabía:
Nadie ha pescado estrellas en mi boca.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Las paredes siguen frías

En el centro, sus ojos, azul invertebrado
El letargo parece una forma geométrica
pero sólo es el ensayo,
una certeza horizontal.
Habían vaciado sus pasos hasta allí
miles de pájaros sin color,
como aspas afiladas de verdades.
Los relojes habían vuelto sus espaldas hacia el mar
y el silencio dentro de su boca construía un refugio imaginario.
Las paredes frías como sobres cerrados
sabían que la adolescente estaba muerta.
Ya nada me sucederá, pensaba ella,
la vida sólo es de la muerte intermediária.

viernes, 23 de septiembre de 2011

Valencianos perdidos en Barcelona

Álex quiere ser músico,
y se le come por dentro la mugre
esa mancha como de alga venenosa,
 no saber qué hacer con el talento.
Y en el mientras tanto de un cigarrillo
el pulso de mil aceras se rebela contra nosotros,
se ha roto en dos la calzada,
Y Teresa con los ojos presentes,
inquietud en fuga,
construye el retablo de lo que va a ocurrirnos,
inventar una ciudad desde el principio,
desabrochar sus semáforos
 el óxido encendido de sus labios.
Ella se dobla sobre sus límites,
retrocede en la conquista y dice:
todo lo que ves será nuestro algún día.
Así, temeraria, su nuca de ceniza improvisa una danza
con hambre de  cosas que aún no tienen nombre,
y la marca en el cuello que no olvida su explosión,
una maleta de olvido y otra de nieve,
el precipicio que traen los carteles luminosos de las ciudades,
cuando aún no se ha conquistado su arrecife inoportuno de domingos.
Como Alan cuando se tumba en los portales para decir:
Si yo no proyecto sueños, nada sucederá.
Y yo veo los sueños bajar por los bordillos;
doblar esquinas, cruzar avenidas,
callejear desorientados
como saliva que no está prevista...
y les susurro a los sueños que aun no, hoy, todavía...

lunes, 19 de septiembre de 2011

De todas maneras ella tampoco se parecía a Briggitte Bardot

La adolescente muerta supo que besarle era
como morder el pigmento de un póster de James Dean.
Ya nadie tenía diecisiete años.
Pero aun así decidió permanecer en las ruinas de aquel instante,
es extraño el tiempo que se toman ciertas noches para desaparecer...
Desde el otro lado del misterio, James Dean sonreía sin surcos
como si no supiera que era un fantasma,
como si no llevarán condena sus ojos, al enrojecer.

sábado, 17 de septiembre de 2011

él no sabe habitar dentro del hielo

Ella ya no tiene culpa del regreso.La hipnosis sintética en que se detuvo
te pertenece tanto
como el puñado de cuero que mastica.
Para ella, todo lo que sucedió es hielo.
Una geografía en la que sólo caben
los dolores escogidos,
espasmos inyectados de estructura espongiforme.
Para ella todo lo que sucedió sigue ocurriendo.
Pero tú sabes que el presente es un átomo,
un esfuerzo inútil por nadar hacia atrás,
como hacen ciertas sirenas averiadas.
Se ha detenido el mar
y el retorno flexible de las olas.
Su presencia es el susurro
de un pez sin memoria.
La adolescente muerta se asoma al acantilado
y recuerda el orígen del hueso desnudo:
lo lejos que están de tus manos, las raíces.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

la canción de la adolescente muerta

No guardo el cofre de la adolescente muerta,
aunque quizás no es de acero el metal
de la lágrima que no se atreve a estar viva,
ni tampoco es de lluvia su aliento.
La adolescente muerta imita la caligrafía de tus párpados,
el alambre oxidado de tus piernas arqueadas
y la propuesta de sonrisa manchada de café.
Hay quien aprende a bailar con cuerpos cercenados.
Pero ella no.
Ella siempre echó de menos tus pies.

martes, 13 de septiembre de 2011

Nos quedará siempre

¿Cuánto Paris hemos tenido?

Y ciega el alcance de una mirada transversal,
al otro lado de la mesa,
dónde se acumulan las preguntas
como cervezas que temen vaciarse del todo.

Yo soy una experta en París..

Yo sé que París cabe en una habitación,
en aquel somier en el suelo
que agotaba las palabras que todos comprendíamos,
las piernas modernas que se abrían y
unas muecas antiguas que querían ser eternas,
el azar de orificios cansados de mentirse,
y de pieles extendidas como asfalto de ciudad,
exentos de imprudencia y de desencanto,
hambrientos de delicia, el futuro era una fiebre.

Mientras la mirada transversal impacta con una duda
y la pregunta ya no es pregunta
sino una sustancia verde que quiere ser recuerdo
pero se parece a la mediocridad.

Alrededor de nuestras lágrimas han construido palacios de ikea,
no nos dimos cuenta de que crecían,
de que se comían las somieres en el suelo,
de que arrancaban las hojas y los versos,
las posturas y las espaldas enmarcadas en la pared.
Nos conquistó su inmediatez, su seguridad de tornillos,
la limpieza de sus formas depuradas, como corcheas
argumentando una sinfonía de Bach.
No lo paramos a tiempo.
No lo vimos venir.

París no fue suficiente.

viernes, 9 de septiembre de 2011

Silvia llama a las tres de la mañana

Te limpias las voces de los demás,
con gestos de pez susurro
y septiembre teje una lombriz
que me viene a decir que son humo,
 tus dientes.
Solo se enciende un par de veces al mes
el bazar donde te venden el mar, a puñaladas.
La sangre que corre después
nunca te recuerda tan pálida.
Se equivocan tus ojos, desdén.
¿y qué más?
Se equivoca tu geometría de escamas.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Ciudades que nos borran el camino

Tu ciudad tiene una lluvia matemática,
hilvanada de paraguas en silencio,
No inventaron este lugar para mí.
Ahora, otras ciudades se enroscan en mi cabeza,
como una corona de peces muertos.
Quiero regresar a aquel portal,
quiero jurar la llegada de todos los comienzos.
Plazas que son clavículas,
recuerdan sus grandes noches...
Yo estuve en alguna de ellas,
yo fui también sus intestinos,
el azufre necesario de su lágrima.
Pero esta ciudad olvida sus alientos,
sus órganos internos
heridos de indolencia
No iré a ningún sitio
si no respiras conmigo las ventanas,
agujeros oscuros de duendes en cuclillas,
No iré a ningún sitio mientras haya miedo,
miedo de rodillas estáticas,
miedo de afilar, por si acaso, los cuchillos.
Y es entonces, con el terror atenazado en los nudillos
cuando comprendo que en realidad
hace ya mucho que no estás
y no hay ventanas, ni portal,
ni desagüe compartido,
ni frontera digerida,
ni abrazo que me salve de mí misma.
Todavía guardo tu saliva purpura al decir:
Las ciudades nunca se parecen a nosotros.

viernes, 2 de septiembre de 2011

Elisabeth Vogler ha perdido el habla

Soñaba con que la esperaran en una estación llena de paraguas,
pero hacían falta muchos paraguas,
demasiados paraguas,
y dejó de llover,
desapareció la estación,
nadie la había esperado nunca.