No dieron sus nombres.
Sólo dijeron que su aliento había sido concluyente.
El ombligo servía como respuesta.
Sus sueños siempre transcurrían en espacios cerrados.
A ella le daban miedo las alturas,
a él, los horizontes.
Ella bebía ron barato y solía llamarle baby
casi siempre forzando la voz para que pareciera más grave.
Él fumaba lucky strike y a veces era sonámbulo.
No sabían cocinar ni acostumbraban a pagar en los moteles,
a veces hablaban del futuro,
que normalmente consistía en comprar una caravana.
Acabaron en una morgue que es dónde acaban los locos
que todavía le guardan algún respeto a sus impulsos.
Sus cuerpos intactos eran medias frutas recién cortadas del árbol.
El destino no muerde. Sólo abriga a quién se expone demasiado a sus fauces de plata.
No dieron sus nombres.
Pero debían sonar como el animal indio,
extinguido,
en una llanura de almendras.
auuuuuuuuuuuuuuuuu
ResponderEliminar!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
wow para qué tener un nombre ;)
ResponderEliminarBonnie & Clyde ;)
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