miércoles, 19 de octubre de 2011

la atrocidad se parece a la calma

En mis poemas nunca ocurre nada,
como en mi ciudad
como en la superfície curva de las canicas,
el fuego se detiene
en el aliento interno de las langostas.
Los bares especiales parpadean
con una luz que ya existía antes de tu pupila.
Están esperando
el verso que explique por qué,
cuándo empezaron los recuerdos
a alimentar a las polillas,
están esperando
la circustancia sumergida
en el naufragio del pretexto,
están esperando
el antídoto con el que se vence el paso de lo días.
Pero en mis poemas no sucede nada
y como en mi ciudad,
yo soy el gato que duerme
sobre los agujeros de las colchas,
yo soy el gato que pasea de puntillas
sobre el umbral de un tejado
que se ha acostumbrado a no inclinarse.

3 comentarios:

  1. poemas que superan el invierno.
    tejado incombustibles.

    no hay nadie en Barcelona.
    se esfuma lo atractivo.
    "hubiera"

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  2. Uff, éste es brutal. Yo soy uno de esos que espera, busca e intenta crear ese antídoto!

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