domingo, 16 de octubre de 2011

Adolescentes que ya no son y no quieren dejar de serlo

"Eres mi parisina de Ikea
o mi París sueco,
eres un botón en la sien,
eres la evolución de todos mis defectos"
Pero yo quería ser tu leche, como antes
la niebla perforando tus fosas nasales obstruídas.
Pero yo quería ser la lengua, como era
el circuito en espiral rodeando la cintura de tu sexo.
Todos tenían razón.
El tiempo juega a hacer trampas con tus labios
como si al no avecinarse la batalla
el fusil de mi boca se estrellara contra un mes que no existe.
"Eres mi París sueco,
eres el pulso de los libros sin páginas impares"
pero yo quería ser el último de tus extremos,
el final de ese libro,
la sangre llegando al río
como llegan los truenos a la vocal extinguida
o como llega el otoño al cenicero de sal,
hacerte entender que sin nosotros,
se queda el amor,
sin violencia.

2 comentarios:

  1. Me gusta la manera como este poema (que parece ser un eco, una respuesta) ha conjugado la violencia visceral que puede tener el amor.
    Un saludo

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  2. Y la canción que me suena en la cabeza es "April in Paris".
    Mejor, imposible, cariño.

    Mucha luz para ti.

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