martes, 13 de septiembre de 2011

Nos quedará siempre

¿Cuánto Paris hemos tenido?

Y ciega el alcance de una mirada transversal,
al otro lado de la mesa,
dónde se acumulan las preguntas
como cervezas que temen vaciarse del todo.

Yo soy una experta en París..

Yo sé que París cabe en una habitación,
en aquel somier en el suelo
que agotaba las palabras que todos comprendíamos,
las piernas modernas que se abrían y
unas muecas antiguas que querían ser eternas,
el azar de orificios cansados de mentirse,
y de pieles extendidas como asfalto de ciudad,
exentos de imprudencia y de desencanto,
hambrientos de delicia, el futuro era una fiebre.

Mientras la mirada transversal impacta con una duda
y la pregunta ya no es pregunta
sino una sustancia verde que quiere ser recuerdo
pero se parece a la mediocridad.

Alrededor de nuestras lágrimas han construido palacios de ikea,
no nos dimos cuenta de que crecían,
de que se comían las somieres en el suelo,
de que arrancaban las hojas y los versos,
las posturas y las espaldas enmarcadas en la pared.
Nos conquistó su inmediatez, su seguridad de tornillos,
la limpieza de sus formas depuradas, como corcheas
argumentando una sinfonía de Bach.
No lo paramos a tiempo.
No lo vimos venir.

París no fue suficiente.

5 comentarios:

  1. las cartas sin remite esperan que su destinatario busque. tal vez con un café puedas contármelo :)

    ResponderEliminar
  2. Del desastre de Ikea en tu escritura nace una línea blanca de adicción al Paris del “Passage des singes” y la sonrisa de Rrose Sélavy. ;-)

    ResponderEliminar
  3. ¡Leche, y yo sin conocer París todavía!

    ResponderEliminar