sábado, 23 de abril de 2011

Sábado de ingloria

Día gris, oscuro omnívoro y sin viento,
ha hecho jirones un cielo desenterrado
no hay nada lleno, a todo objeto le falta algo
una pieza clave , imposible de nombrar
o la ceniza invisible de las manos que
ocultan un objeto azul
bajo cantidades de piel que esconden formas de sonajero
Nadie llama ya
A nadie, nadie le llama.

Lámparas esquizoides
deciden no iluminar partes caprichosas de la estancia
las otras, a la rica intemperie
oscuridad que no teme la tiniebla
Nada te dio en sus labios
aguacero, químico temblor, su boca te sabe a los domingos
como un arrecife de comercios cerrados
así los NO se han quedado en evidencia
tender con pinzas de quemar metal
manchas de ingredientes poliformes
siniestros como escápulas,
hacen una mueca, lloran.

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