No guardo el cofre de la adolescente muerta,
aunque quizás no es de acero el metal
de la lágrima que no se atreve a estar viva,
ni tampoco es de lluvia su aliento.
La adolescente muerta imita la caligrafía de tus párpados,
el alambre oxidado de tus piernas arqueadas
y la propuesta de sonrisa manchada de café.
Hay quien aprende a bailar con cuerpos cercenados.
Pero ella no.
Ella siempre echó de menos tus pies.
I've been there.
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